julio 27, 2007

Una princesa con corazón de Hielo





En un planeta llamado Tolecia existe un Castillo de cristal resplandeciente; con los rayos del sol los cristales brillan como grandes diamantes. En él habita el Rey de Corazón con su esposa la Reina de Agua.

El Rey es fuerte, inteligente, culto y cariñoso, tiene un corazón tan grande que por su piel morena y arrugada se pueden ver claramente los latidos de su corazón, es magno porque da amor sin medida, todos los que le rodean lo aman, lo respetan como nunca se había visto.
En sus ojos tiene un hechizo que impide ver la maldad que existe en cada persona, para él todos son iguales y se merecen respeto y atención, no distingue entre razas ni jerarquías, todos para él son simplemente entes llenos de buenos sentimientos y deseos, cree que quienes tengan corazón son misericordiosos, porque el corazón no piensa sólo se deja llevar.

Su Esposa, la Reina de Agua es temerosa, dependiente, como el río que nunca se mantiene igual, las aguas siempre cambian, siempre fluyen; ella aún no sabe como expresar la tempestad de sentimientos que la hunden y crean grandes olas en su interior que van y vienen dentro de su cabeza fría, internamente carga con una cascada de recuerdos que no la dejan salir a flote. Cuando las personas intentan acercársele para ofrecerle un poco de cariño y compresión, ella se aleja como tormenta, tiene en su mirada reflejos de tristeza pasada, por cada lágrima derramada.
Su sufrimiento, su pesar y su dolor son tan fuertes que cayó en el egoísmo.

Tienen una hija, la Princesa Diamante, dulce, bella, inteligente, educada, fuerte, tranquila, serena, heredó de su madre un poco de agua que le crean borrascas en la cabeza para poder expresar sus sentimientos, pero cuando logra aclararlos con la fuerza de su corazón heredada de su padre se entrega íntegramente.

Al cabo de los años nació una pequeña, que heredó la fuerza y valentía del corazón de su padre, su cuerpo está hecho de agua como el de su madre, la fuerza de su corazón la hace actuar dejándose llevar sólo por sus sentimientos, antes de que el agua fría invada su cuerpo y se deje vencer, se entrega sin tapujos, sin preguntas, ella sigue los latidos de su corazón sin importar la lejanía, ni el peligro, entrega amor desmedido, a sus padres, hermana que admira por su belleza y fuerza, amigos y personas que la rodearan.
Ella no es bella físicamente pero sabe querer, es agradecida, a todos otorga su confianza y le brindaba apoyo y cariño incondicional.

En el Gran Castillo de cristal ronda la hipocresía, la intolerancia, la ira, el desamor, la desconfianza y la falta de comunicación, todos son tan distintos, que existen choques de sentimientos entre los cuatro, unos se entregan más que otros; y la Reina nunca está conforme con lo que le da su Rey; así que un día decide abandonarlo para buscar aguas nuevas.

El Hada de la Sabiduría habló con ella, pidiéndole que pensara mejor las cosas, porque Cronos, Dios del Tiempo le cobrará con creces todo lo que haga, le causó una herida en el corazón al Rey y al de sus pequeñas princesas, se dejó llevar por el egoísmo y la avaricia, partió en busca de nuevos horizontes.

Se llevó consigo a sus princesas sin preguntarles qué era lo que ellas deseaban, y así las alejó del Rey.

Éste se quedó solo en su castillo que día a día se quebranta, y su gran corazón empieza a hacerse más pequeño día a día a causa del dolor que le causó la Reina, un doctor habló con él y le dijo que para que su corazón no se extinguiera por la tristeza y el dolor tendría que aprender a controlar sus sentimientos y dejar que las cosas fluyan, que desprenda el lazo tan grande que lo ataba a sus hijas y sobre todo a la más pequeña.

El ímpetu de la pequeña princesa no la deja ver la realidad del mundo al que su madre la ha llevado y supone que puede seguir su vida, como en su castillo de cristal, pero esa fragilidad de cristal la lleva en su corazón, así que se percataron que podían aprovecharse de ella, pedirle cualquier cosa pues nunca diría no.

Su padre las frecuenta, siempre está al pendiente de lo que ellas necesitan, las ama más a que su propia vida, daría cualquier cosa porque ellas sean mujeres felices, fuertes, grandes, invencibles, justas, cariñosas y sobre todo que actuaran con sabiduría y sensibilidad. Les enseñó lo hermoso de la vida, les mostró que todo era perfecto y que la maldad no existe.

Al paso del tiempo ellas crecieron con la idea de la perfección de la vida; hasta que un día Cronos llamó a la Reina y le dijo que no perdonaría sus sucesos del pasado, así que envío un hechizo al recinto cristalino; a partir de ese día todo aquel que entrara caería sobre de él un hechizo maligno que repercutiría en sus vidas futuras.

El único que se salvó del dolor y sufrimiento del hechizo fue el Rey por el amor que lo rodea, que éste le ayudó a formar un escudo impenetrable. Nada podía hacerle daño excepto la decepción, la venganza y la tristeza.

La princesa Diamante se casó con un Príncipe Amarillo del castillo contiguo, se enamoró perdidamente de él, pero el hechizo de Cronos también le afectó; su Príncipe se volvió frío, obstinado, rebelde, mentiroso, falso, hipócrita.
Puesto que la Princesa creció en mundo de fantasía, sus ojos como los de su padre no pueden percibir los malos sentimientos de las personas. Ella sufre y llora en silencio por lo que la gente comenta de su esposo, y no puede aceptar haberse enamorado de un hombre protervo.

Por su parte la Princesa de Cristal se enamoró de un Príncipe, hijo de la Reina de las Espadas, ella no tiene corazón y practica grandes hechizos para mantener bajo control a su Rey e Hijo, el Príncipe Azul.

El Príncipe no tiene conocimiento de la maldad que reina en el corazón de su soberana, pues vive internado en una burbuja de cristal custodiada por su Emperatriz, que no deja que nadie se acerque, ni que hable con él, lo ha convertido en un hombre inmaduro, inconsciente, irresponsable, racista, egoísta, materialista, que piensa que todo el universo está a sus pies y que deben de adorarle sin dar nada a cambio.

La pequeña princesa cree en el amor, piensa que algún día su Príncipe Azul cambiará. Con el transcurso del tiempo se dio cuenta que él no tiene corazón ni sentimientos, y que es igual a su madre.

Le dolió tanto a la Princesa darse cuenta que la maldad existe en las personas que más confías y quieres, son las que te hacen más daño, por estos motivos decidió dejarlo, ella había vivido engañada mucho tiempo y no permitiría que nunca nadie más abusara de su entrega incondicional, el hechizo de Cronos cayó en ella, consistía en que en el momento que ella perdiera la fe en el amor la mezcla del agua con el poder del amor harían una fusión que convertirían su corazón en hielo y cargaría por mucho tiempo con un escudo protector hecho de nieve que no permite que nada, ni nadie la pueda tocar. Sólo la recuperación de la fe y el amor harán que su corazón vuelva a sentir el fervor del amor.

Su padre al ver cómo su hija cambiaba por el sufrimiento que le dejó el Príncipe, cayó enfermo, no podía creer que su hija ya no creyera en el amor ni que en algún lugar del Universo alguien la amaría de verdad, esto no lo pudo soportar su ya muy pequeño corazón, quedaba sólo una diminuta luz roja que finalmente se extinguió. La Reina, como el mar tomó un nuevo rumbo donde sus lágrimas serán escuchadas pero sin respuesta ni apoyo y el oleaje será menos tenue.

Esto causó un daño estruendoso en los sentimientos y pensamientos de la princesa y ayudó a que su corazón se congelara por completo.

La Princesa que ahora era de Hielo dejó de sentir amor, compasión, fidelidad, lealtad y cariño, con sus poderes mágicos le hizo un conjuro a su gran escudo; todo aquel que lograra penetrar detrás del escudo quedaría congelado dentro de su corazón para toda la vida y daría la oportunidad de que el calor de esa persona derrita poco a poco el suyo hasta llegar al alma y pueda recuperar la fe en el amor, el suyo.

Después de dos años de fría soledad y un congelado aislamiento conoció a un caballero que portaba una armadura blanca, hecha de oro blanco, quien poco a poco lograba colarse entre el escudo de la fría señorita, él se aproximaba a posarse de por vida en su interior, cuando más cerca estuvo de llegar la princesa se dio cuenta que tal vez no era el indicado porque, él poseía un espíritu aventurero y libre, para asuntos de amor carecía de decisión, aunque era fuerte, valiente y sagaz, su orgullo lo llevó a cortar muchas cabezas, que después lamentó, ya que su orgullo y status ante sus contiguos no le permitían verlo derrotado y mucho menos pidiendo perdón, cuando los ojos de la heredera se percataron de tan terribles atrocidades que había cometido decidió alejarse poco a poco, sin éxito, por más que ponía barreras y encantamientos para que le fuese más difícil llegar a ella, ya estaba dentro de su círculo de hielo y había logrado tocar su corazón con la punta de sus dedos.

Esto hacía que fuese más difícil apartarse de su caballero, pese a que sabía que en él no encontraría el amor, la paz, la lealtad, la compañía y comprensión que ella necesita.

La Princesa conoció a un plebeyo, era bueno, tenía sentimientos puros, tanto que la Princesa no pudo reconocer tanta bondad y lealtad hacia ella, después de tener varias grietas en su corazón lo único que quería era vivir en paz, le pidió al humilde hombre que dejara de buscarla porque en su frío corazón no había amor para poder repartir, él le pidió y le suplicó que no lo alejara de ella, que él se conformaba con sólo contemplar sus ojos.

Cuando el caballero de armadura blanca se entera de la existencia del plebeyo, corre a buscarla, le pide que hablen a la media noche y le avisa que tendrán un enfrentamiento para aclarar las cosas, ya que él le había advertido que si ella no era para él, no sería para nadie más, así que si es necesario le cortará la cabeza.

Él se enfrentará a ella con su espada de Plata, con la misma que ha dado muerte a varias personas, sin contemplaciones.

La Princesa de Hielo le confrontará sin miedo y sin contemplaciones, vendrá de alguna playa, con un vestido blanco brillante, con valor en su corazón y sabiduría en su mente, mismas que le ha dejado su padre, su arma es un arco hecho de la luz de las estrellas y sus flechas dobles de cristal, cuando la primera toca al oponente lo congela y la siguiente lo convierte en pedazos de cristal.

La princesa decide hechizar al caballero, lo convierte en un águila para meterlo en una jaula de cristal, es la única forma de calmar su espíritu aventurero, para que no escape de su lado, pues no está dispuesta a perder de nuevo a un ser querido, pero con tristeza la princesa ve que el caballero no es feliz, ella lo quiere a pesar de sí misma, nunca quiso escuchar lo que en el Universo se comentaba de él, que nunca podría querer a nadie, como había amado a una linda doncella, que todavía le hace torbellinos en su cabeza y corazón.

La Princesa se dio por vencida, tal vez antes de tiempo y decidió abrir la jaula para dejarlo libre para siempre, lo soltó con un gran dolor pues le ha causado otra grieta a su frío corazón.

Al abrir la jaula él se lo agradeció y ella le dijo que era la única manera de demostrar todo el amor que sentía por él, le deseó lo mejor del mundo, le pidió que buscara a la Doncella si aún sentía algo por ella y que fuera feliz.

Finalmente el caballero y la Princesa se alejaron y nunca más volvieron a saber uno del otro.

La Princesa lo único que quería era encontrarse a sí misma, decidió alejarse de todo y todos, se fue a una cueva oscura y fría; escuchaba a lo lejos voces que la llamaban esperando su regreso, pero ella no estaba lista para volver, se recetó tiempo y soledad. No necesita de nada, ni nadie, siempre recuerda que nada es eterno y ella tampoco lo será así que cuando termine el invierno tal vez salga y vea de nuevo la luz del sol y decida dejar que su corazón vuelva a tomar el ardor que alguna vez tuvo.

1 comentario:

tetraptero dijo...

Está chido tu cuento, tu lo escribiste?????, pos si sí muchas felicidades, y coomo supongo que que es un reflejo pues ya salga de su cueva que hay todo un mundo que conocer...peroo en fin...